Repentinamente, no podía apartar los ojos de los suyos. Había guardado ese estúpido conejito todos esos años.
—Ah, con que no era tan estúpido el conejito rosa. —Comentó Dallas, con un tono sorprendido.
Finalmente, logré apartar mi mirada de Liam para ver a los demás. Ninguno se burlaba de él ahora, todos parecían comprenderlo. Volví a mirar a Liam, quien seguía mirándome intensamente.
—Como dije, Amy. Nunca me olvidé de ti.
Mia rompió el momento entre nosotros.
—Eso es muy tierno. Liam, te toca. —Dijo con una sonrisa, lanzándome una mirada antes de volver a centrarse en él.
Me alegró que ella hubiese roto el momento, porque en ese instante sentía unas ganas enormes de besarlo, y prefería no hacerlo frente a todos.
Liam cerró los ojos por un segundo y miró alrededor.
—Bien, Walker. ¿Verdad o reto?
Walker pareció dudar. —Bueno, ahora tengo un poco de miedo, pero verdad.
Liam no lo pensó dos veces, ya tenía su pregunta lista.
—¿De qué hablaste con Amy cuando se saltaron la escuela?
Lo mi