—Claro. —Fue todo lo que dijo Liam antes de ponerse los zapatos y caminar hacia la puerta.
—Voy a buscar algunas de mis asignaciones y vuelvo —Añadió. Miré nuevamente hacia mi escritorio.
—No tienes que volver. —Le respondí, y él bajó la mirada.
—Aun así, quiero asegurarme de que estés protegida. Aunque planees irte un año antes que los demás. —Respondió, y sin esperar que dijera nada más, salió.
Al menos no estaba intentando hacerme quedarme. Supongo que eso le sumaba algunos puntos, aun así, dolía verlo triste por mi partida. Hace apenas dos meses, mi única duda al irme era dejar a mi mamá, ya que Mia siempre me había apoyado y entendido; decía que mientras me mantuviera en contacto con ella, sobreviviría. Ahora que ellos también formaban parte de mi vida, tenía que hacer que entendieran.
Regresó en menos de cinco minutos y se sentó en silencio sobre mi cama. Abrió sus libros, junto a sus tareas escolares y se puso a trabajar. Pasó casi una hora de silencio absoluto, pero ya no podía