Caos y desesperación.
Al día siguiente, después de desayunar, Chris y Sergio estaban en el salón jugando con sus carritos de juguete, sumergidos en su mundo imaginario, cuando Chris se detuvo.
—Sabes, Sergio, hablé con mi papá y acordamos que te buscaríamos un padre, porque él no puede ser el papá de ambos. Es mío primero. Solo puedo ser tu amigo y jugar contigo si tienes otro papá.
—Yo quiero jugar contigo, pero no pienso buscar a otro papá. Yo duré mucho tiempo sin una mamá y sin un papá, y aunque la señorita Lorenny me agrada porque ella me llevó con mi papá, no es mi mamá. Y tú tienes una, quédate con ella y dile que se case con otro papá para ti.
A pesar de su inocencia, Chris reaccionó a las palabras de Sergio y se levantó rápidamente para enfrentarlo.
—¡No puedes decir eso! Yo solo tengo un papá. No me lo vas a quitar. ¡Mejor vete a ese lugar donde tienes muchos amiguitos! Juegas con ellos, ¡no te quiero!
La tensión entre los dos niños alcanzó su punto máximo cuando Sergio, enfadado, le lanzó su car