6- PADRE SOLTERO. Un techo y comida.
Ana se sintió extraña e incómoda con la sensación en el estómago. Maxwell se bajó del auto y ella lo siguió, la otra mujer estaba en la entrada de la casa con una maleta muy grande a sus pies.
— Llegué esta mañana — comenzó a contarle la mujer al él — y me encuentro con que ya no me va a contratar y no se tomó la mínima molestia en avisarme.
— Lina, lo siento, lo olvidé.
— ¿En serio me cambiaste por esta vagabunda — dijo la mujer señalando a Ana — ¿por qué? ¿solo porque es más joven? ¿yo puedo demostrarte que seré más mujer que esta mocosa?
— ¿De qué diablos habla? — le preguntó Maxwell, el hombre parecía estar perdiendo la cabeza — Yo contraté a una maestra no alguien a quien relvarme a la cama, ¿Qué le pasa? — casi que le gritó él a la mujer que abrió los ojos.
— ¿De qué diablos me hablas tú? — le gritó ella de vuelta — si solo quisieras una maestra entonces por qué dejaste ese ridículo anuncio desesperado en el periódico.
Maxwell se pasó los dedos por el cabello y Ana vio como los