37- PADRE SOLTERO. Una ayuda especial.

Ana sintió que estaba cayendo en un vacío, como si la hubieran empujado por el borde de un edificio y estuviera a punto de chocar contra el suelo. La cara muy pálida de Maxwell cuando abrió la puerta y el rostro golpeado de Johan de inmediato le dieron el peor de los presentimientos.

Cuando el rubio le contó lo sucedido la embargó una rabia tan grande que golpeó con el puño y cuando le sangraron los nudillos Maxwell la agarró desde atrás.

— No es justo — dijo ella y volteó, el hombre la abrazó con fuerza, su corazón latía desbocado como el de un caballo al galope — Albán es un monstruo, ¿Cómo pudo hacer eso? — Maxwell la apartó para mirarla a la cara.

— Él dijo que sabías donde encontrarlo, Ana, ¿Dónde está? — Ana lo pensó por un momento, pero, si el hombre no estaba en su casa no tenía la menor idea, así que negó y las lágrimas no le permitieron ver.

— Lo siento, esto es mi culpa, yo lo traje a sus vidas — Maxwell la sacudió por los hombros.

— ¿Cómo se te ocurre decir eso? No es tu c
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