53| Enfrentamiento.
Clarissa levantó las manos como defensa, su tía se lanzó sobre sus brazos y la llenó de besos por toda la cara, luego la apartó y le golpeó el hombro.
— ¿Por qué no me llamaste ni intentaste buscarme? — la regañó — debí haber llegado hace dos días.
— Tía, lo siento, he tenido muchas cosas en las cabeza y no lo recordé — la mujer la miró con una ternura que la conmovió y luego le dio otro beso en la mejilla.
— Ya no importa, mi vida, ya estoy aquí — la abrazó y Johan observó toda la escena en un discreto segundo plano — ¿Cómo estás? Estás más delgada, ¿Estás comiendo bien? — Clarissa miró a Johan en busca de ayuda, pero él se encogió de hombros — tienes que contarme todo.
— Pero, prométeme que no me vas a regañar — la mujer la miró con sus ojos pequeños.
— No prometo nada.
Y tal como Clarissa imaginó, su tía casi se afloja el cinturón para darle un par de golpes cuando le contó sobre Emanuel y lo del periódico, pero se abstuvo de comentarle algo sobre el problemita en el que el hombre