14- PADRE SOLTERO. Me lo prometo.
Ana corrió con el corazón en la mano, le ardía el cuerpo y comenzaba a sentir que la mejilla se le inflamaba, pero no le importó, la policía y los bomberos estaban afuera y parecían relajados, cosa que la relajó un poco, pero cuando entró, por la puerta abierta un fuerte olor a algo quemado le llenó las fosas nasales e hizo que se cubriera, pero una olead de dolor la invadió, así que prefirió oler.
Cuando llegó a la sala se encontró con un caos total, la cocina estaba llena de una sustancia blanca y y un extintor estaba tirado más allá.
Emanuel estaba sentado en la mesa y tenía los ojitos enrojecidos de llorar, y en cuanto la vio abrió la boca para decirle algo, pero luego puso una mueca de terror.
— Maxwell — dijo ella al hombre que estaba recostado en la encimera dándole la espalda.
Maxwell levantó la cabeza, pero no la miró, su respiración era acelerada.
— ¿Dónde estabas? — le preguntó él, se notaba que estaba conteniendo la rabia y a Ana le tembló la voz.
— Salí a comprar…
— ¡Dos