Retrocediendo un poco en el tiempo de ese mismo día, Ángelo y Jin habían despedido a la pelinegra.
- Bueno quedamos solos – hablo Ángelo, moviendo a su pequeño.
- Solos – repitió divertido el castañito.
- ¿Qué tal si hacemos un día de hombres? – sugirió Romeo, quien bajaba las escaleras en ese momento.
- Esa idea me gusta, ¿te gusta Jin?
- Siii.
- Bien, ya tenemos un plan – dijo feliz Ángelo, pero en eso empezo a tener dudas - y am… ¿qué hacemos?
- ¿En serio? – pregunto divertido Romeo.
- Bueno sí, es que tus días de hombres no los puedo imitar para hacer con Jin – dijo recordando su infancia – ya que siempre juegas rudo y recuerdo que varias veces mi madre te regaño por lastimarme – se quejó frunciendo el ceño.
- No es mi culpa que seas algo frágil – se defendió Romeo.
- Puedo sugerir un día de juegos – intervino Giovanni – Stefanie tiene pedido una piscina inflable y según el clima habrá algo de calor, así que…
- Un día afuera, suena bien – dijo Ángelo
- Pide globos de agua, tengamo