Por su lado Ángelo estaba llegando al restaurante más lujoso y caro de toda de la ciudad, donde llevaba consigo un ramo de rosas rojas
- Ángelo – hablo la mujer, quien se miraba feliz acercándose a darle un beso al pelinegro quien se giró para recibir ese beso en la mejilla – ¿amor? – pregunto extrañada al ver que esquivo el beso.
- Comí un poco de pan de ajo que llevo mi padre hace rato.
- Oh, hehe… el señor Romeo y su amor por esos panes – dijo ella relajándose, ya que vio como un gesto de amor esa evasión ya que ella odiaba el aroma del ajo.
- Para ti – dijo ofreciéndole el ramo de flores - discúlpame por lo de hace rato.
- Descuida sé que estabas dolido de saber que esa niña es una facilota – hablo recibiéndolas y oliéndolas.
- Si, no pudo aclararme la verdad cuando la confronte con tus fotos por lo que termine con ella – declaro serio Ángelo.
- Es decir, ¿que ya es comida de gusanos? – pregunto de forma juguetona pegándose a él.
- Muy pronto lo será, ya que aún me es útil viva, p