Analisse
Después de la cena, apenas probé la comida. No me inspiraba confianza y, sinceramente, no tenía hambre. Noté que Leonard también casi no tocó su plato. Caminamos hacia el inmenso salón, donde nos sentamos cerca de un sofá. El abogado ya estaba ahí, rodeado de papeles. La señora, mi suegra, se acomodó justo al lado de nosotras. Los tíos estaban presentes… incluso el primo Vincenzo, quien no dejaba de lanzarnos miradas nerviosas. Leonard también se veía inquieto. Algo me decía que algo estaba por suceder.
Le apreté la mano a Leonard con fuerza, y él, con dulzura, me dio un beso en la mejilla.
—Ya verás que todo saldrá bien —me susurró.
Leonard se acercó un poco más a mí y me habló al oído, casi en un susurro:
—Mi madre espero cualquier cosa de ella. Sé que trama algo, probablemente relacionado con Diana. Pero por favor, no pienses mal sin antes saber todo.
Lo miré, confundida.
—¿Qué tiene que ver Diana con esto?
—Hay un video —dijo con seriedad—. Solo espero que no se atreva a