¿Su hermana? Esa era la primera vez que hablaba de ella. En el penhouse no había ninguna foto suya, ningún rastro de que hubiese existido.
—La última vez que vi la vi, yo acababa de cumplir 15, y ella solo tenía 18. Tu misma edad, Evelyn.
Intenté alejarme de él, pero estaba atrapada entre la cabecera de la cama y su cuerpo. No podía huir. Solo podía observar con dolor cómo su mirada pasaba del sufrimiento a una indescriptible agonía.
—¿Crees que Marco es un pobre viejo sin culpa en todo esto? —inquirió, clavándome los dedos en la piel—. Cariño, lamento decepcionarte, pero él es la causa de que estés aquí, conmigo.
Me tembló el labio inferior.
—¿Marco? ¿Qué tiene qué ver él...?
Callé cuando soltó una risita cargada de dolor. Y aflojando su agarre en mi mandíbula, apoyó su frente en la mía.
Acerqué una mano a su mejilla, estaba frio.
—¿Sebastián?
—¿Cómo crees que murió mi hermana? —preguntó con tormento—. ¿Quién crees que provocó su muerte?
Inhalé hondo, la mano que