MILA
Estoy en la mansión de los padres de Maximiliano, sentada en el salón con Maximiliano y sus padres. Acabamos de contarles la verdad sobre quién soy yo y quién es el padre de mis hijos. La habitación está llena de tensión y emociones.
Natalia, la madre de Maximiliano, camina de un lado a otro, visiblemente alterada.
—¿Cómo es posible que nos hayan engañado de esa forma? —pregunta, su voz llena de indignación.
Maximiliano se acerca a ella, intentando calmarla.
—Fue la única forma que vi en ese momento de proteger a Mila y a los niños —explica—. Sabemos lo que pasará si Alaska se entera de que Marko la engañó y que fruto de ese engaño hay tres inocentes niños.
Natalia se detiene frente a mí, su mirada llena de dolor y confusión, tanto que me hace tragar grueso porque no quería decepcionarla.
—¿Por qué no nos dijiste la verdad? —me pregunta, su voz llena de emoción.
Era dificil hacerlo, y mas por como sucedieron las cosas.
—Lo siento mucho —le digo, intentando encontrar las palabras