MILA
—¿Qué pasó? —pregunta—. ¿De qué hablaron?
Me siento incómoda, aun tengo esa sensación en mi cuerpo, pero respiro profundo antes de contestarle.
—Me hizo preguntas sobre los niños... sobre quién es su verdadero padre —digo.
Alisa se inclina hacia adelante, interesada.
—¿Y qué le dijiste? —pregunta.
Me sacudo la cabeza y muevo mis dedos porque los siento tan tensos, creo que aprete mi mano sin darme cuenta mientras hablaba con ella.
—Nada... no le dije nada. Pero temo que descubra la verdad.
En ese momento, Natalia llega a la sala y se acerca a nosotros.
—No te preocupes, Mila —dice—. Si Alaska intenta algo, sé que mi hijo inmediatamente la va a matar.
—Espero que no llegue a eso... no quiero que nadie salga herido —digo.
—No te preocupes, Mila. Estamos aquí para protegerte a ti y a tus hijos.
—Y si le digo la verdad, hablamos con ella y le confieso que yo fui una mujer engañada y que realmente el responsable de todo esto es Marko, que jugó con las dos —digo.
Natalia sacude la cabe