MILA
Me siento tan vacía y desesperada. Lleva una semana sin ver a Maximiliano y pensé que las cosas iban a mejorar en mi vida, pero ahora todo se ha vuelto un caos. Me duele el corazón al pensar en él, y la soledad es abrumadora. Además, la situación con Alita y la bratva ha empeorado las cosas, y ahora me siento como si estuviera atrapada en un laberinto sin salida. La tristeza y la desesperanza me están consumiendo, y me siento cada vez más perdida y sola.
—¿Crees que tengo una maldición? —le pregunto a Alisa, mi mejor amiga.
—No pienses en esas cosas, Mila —me responde Alisa, con una sonrisa tranquilizadora.
—¿Cómo no? —le digo, sacudiendo la cabeza—. Desde que nací, mi vida ha sido una tragedia. No conocí a mis padres, murieron. Mi tía me trató como basura. El marido de ella intentó violarme... —hago una pausa, recordando los momentos dolorosos—. Luego conocí a Marko, pensé que me daría un poco de paz, pero resultó muerto. Lo único bueno que he tenido en mi vida son mis hijos y t