Capítulo 3.

Beca vivía a las orillas de la manada, territorios poco transitados pero  esa misma lejanía  le daba la libertad de vivir en compañía de la naturaleza, nada la había preparado para la avalancha de la bestia que llegaría derrumbando a cada uno de los jóvenes que la rodeaban para encontrarse con un lobo en tono miel enorme, poderoso que tenía un aura de poder innegable.

En el instante en que las miradas de ambos se conectaron Beca supo que él, que era su destinado.

Su loba que acababa de despertar y aunque no tenía conciencia de la realidad que la rodeaba comenzó a aullar desesperada por hacer notar su presencia.

~ ¡Él está aquí! ¡Él es, él es, encuéntrame! ¡Márcame! ¡Aquí estoy!~ gritaba Carola desesperada por el enlace mental.

Al mismo tiempo que Beca se encontraba paralizada por el magnetismo que tenía ante los ojos de ese enorme y poderoso lobo frente a ella.

~Eres tú~ la frase se repitió  en la cabeza de ella, cientos de jadeos comenzaron a escucharse alrededor de Beca.

Con justa razón frente a la joven chica, un hombre alto, atractivo, sensual, musculoso y poderoso se presentó intercambiando su forma lobuna por su forma humana.

Beca que había mantenido siempre la mirada directa a sus ojos hasta que alcanzó a escuchar en forma de susurro:

 Es el Alfa Declan.

Todos bajaron la cabeza y Beca lo hizo también de forma automática, no lo conocía, eran muy pocos los que tenían derecho a verlo siquiera de frente.

“No puede ser, seguro me equivoqué, tal vez cometí un error y viene a castigarme, debo estarme confundiendo” Pensaba nerviosa.  

En ese instante, Beca a pesar de sus nervios que la tenían bloqueada, en la barbilla siente un contacto sutil, cálido como el viento que genera el movimiento de las alas de una mariposa posarse en ella.

La fuerza con la que le levanta el rostro la ayuda a observar, piernas fuertes, musculosas, un miembro potente, que a pesar de no tener con qué compararlo, se veía grande, fuerte y varonil, Beca contuvo un suspiro a medio camino y continúo observando abdomen y pecho fornidos, musculosos, marcados por señas de guerras ganadas, de luchas vividas.

Hasta encontrarse con el rostro del hombre más atractivo que había visto jamás.

Frente a ella, se encontraba un adonis, solo con su presencia había cientos de  suspiros flotando en el aire, sus ojos color miel del tono del atardecer, eran una invitación a pecar y aceptar cualquier cosa que sus labios exigieran.

— ¿Cómo te llamas?—  cuestiona él con una voz fuerte, profunda, justamente la misma que había escuchado  en su cabeza.

—Be… Be… Beca —jadeo ella confundida con la cabeza nublada y su vientre ardiendo en lava.

— A partir de hoy Beca— dice él con autosuficiencia — vivirás en el castillo. Tú eres la elegida.

Un jadeo descomunal inundó el lugar.

Y de forma inmediata todos los que se encontraban alrededor de ella dieron varios pasos hacia atrás, nadie tenía derecho de estar en el espacio personal de la futura luna de la manada Sangre Lunar.

Beca abre los ojos aun sintiendo la sensación tan nueva de sentirse completa, esa idea de la Beca ilusa de tiempo atrás.

— Desde entonces he vivido en esta prisión, rodeada de lujos, protección y mentiras.- Susurra desilusionada.

Se levanta de la cama vistiendo esa lencería que había elegido con tanta ilusión para la noche anterior y al llegar el recuerdo de lo que había pasado, Beca la arranca de su cuerpo a tirones haciéndola solamente un conjunto de pedazos de tela.

— ¡Ya no! ¡Ya no! ¡Ya me cansé! ¡Esto es todo!— jadeó desesperada, dejándose caer de rodillas en el suelo— fue suficiente, ya no quiero estar aquí, no quiero ser la burla de nadie, ni un minuto más.

Su cuerpo parecía estar agotado, de tanto sufrir de contener dolor que solo parecía crecer y dañarla mas.

En ese momento sacó debajo de su cama una pequeña libreta desgastada por las pastas por el tiempo que tenía con ella.

Al instante de abrirla en sus hojas se encuentra una lista enumerada, con el título “¿cómo enamorar a mi pareja?”

Una bola llena de odio, desprecio y rencor recorre su garganta.

—  Eras tan ilusa Beca, eras tan inocente—  susurra al mismo tiempo que observa todas las ideas que había escrito desde que había encontrado a Declan, hasta que se había enlazado a él. — Quinientas ideas— dijo ella con amargura— creí que eran demasiadas, creí que estaba exagerando— dijo ella sintiendo que sus ojos se llenaron de lágrimas de nuevo, sintiéndose desolada.

Beca extendió su mano para tomar una pluma y al final todas esas hojas tachar la idea número quinientos,

500.-  Proponer una noche de pasión organizada para mí.

Decía con su letra.

— Las ideas, la esperanza, la ilusión definitivamente tienen un final— jadea ella resignada, aunque justo en ese instante la puerta suena al abrirse.

Beca arroja la libreta debajo de su cama y se levanta para tomar una pequeña bata que tenía a un lado ponerla sobre su cuerpo.

— ¿Contenta?—  llegó Leyra con voz petulante y llena autosuficiencia.

En ese momento usaba uno de los vestidos más caros en el castillo, un modelo exclusivo elaborado para la Luna de la manada pero Leyra lo agarró con sus garras y jamás lo volvió a soltar.

Beca solo se quedó negando con la cabeza.

— Sólo déjame sola.

Una carcajada inmensa sale de la garganta de Leyra.

— ¿Cuándo piensas largarte? Bueno no importa — continua Leyra sin dejarla hablar— De mi cuenta corre que no llegas a la luna numero mil de su enlace, y tomaré el lugar que me corresponde, el será mío y el titulo de luna será de quien sí lo merece… Yo.

Beca estaba cansada de sobajarse, de callarse, de soportar humillaciones, abrochó la pequeña bata para cubrirse lo más posible y se acercó a ella.

— Creo que no has entendido que la rata eres tú— declaró enfrentándola por primera vez—  yo soy la luna de la manada y me importa muy poco lo que tú hagas o lo que tengas que hacer para mantenerte en este lugar, yo soy la pareja de Declan, sin importar cuántas veces cojan. Cada una está en su lugar.

— Eres una maldita basura.

— Y tú eres una maldita zorra que se acuesta con un hombre casado a pesar de saber que es una traición a la Diosa Luna, maldita desgraciada— escupió Beca con toda la rabia que tenía guardada.

En ese momento el rostro de la joven fue cruzado por una bofetada de parte de Leyra.

— No te voy a permitir que me hables de esa manera — le dijo unas quijadas cargadas de rabia y desesperación— voy a conseguir deshacerme de ti, cueste lo que cueste, tendré a Declan postrado a mis pies y el poder de esta maravillosa manada estará en la palma de mis manos, te lo juro.

Beca puso su mano de forma inmediata en donde le había golpeado y en ese instante le regresó el golpe a Leyra, en ese momento ambas comenzaron a luchar jalando el cabello y lanzándose golpes una a la otra.

— Porque no eres más que una miserable que no ha entendido cuál es su lugar— y a pesar de  la lucha Leyra se rio de forma burlona.— Estas muerta , pero aún no lo sabes…

— ¡¿Qué demonios sucede aquí?!— declaró una voz firme y poderosa.

 Alfa Declan había llegado.

Ambas se quedaron estáticas ante el aura de poder  de Alfa de Declan sobre ellas.

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