41. LOS NUEVOS PODERES
Sirius tomó el libro que llevaba bajo el brazo y lo abrió con cierta ceremonia, como si fuera un objeto sagrado que contenía secretos demasiado poderosos y antiguos, incluso para ser leídos en voz alta. Árni lo miró con impaciencia, pero también con una especie de respeto que rara vez veía en él. A pesar de mi debilidad, me aferraba al hilo de su conversación, aunque mis ojos seguían cerrados.
—Tome, creo que ese es su papá —escuché decir—. Por eso usted tiene esos poderes que no posee ningún vampiro. Pero lo más importante no es eso, sino que mire lo que dice aquí.
—La sangre de mi Sol puede hacerme tan poderoso como un dios —le escuché decir asombrado—. ¿Es eso cierto?
—Sí, continúe leyendo. No es un poco de sangre, es toda su sangre. Por eso, cuando se debilitó con la luz solar, junto a toda la energía que le robó el mar, usted sintió una gran necesidad de la única sangre que lo vuelve poderoso —explicó Sirius, emocionado y preocupado—. Por ello, deberá tener mucho cuidado a