SOL:

A pesar de que escucho todo lo que hablan, no sé por qué no puedo abrir los ojos ni moverme. Es como si algo me mantuviera inmóvil. Trato una y otra vez de hacerlo, pero no puedo. La desesperación me inunda hasta que empiezo a estremecerme por la fiebre que de pronto me sube. Como siempre que me pasa esto, mi nariz comienza a sangrar. No lo entiendo; Árni me extrajo una gran cantidad de sangre, debería estar muy bien. Pero la siento correr como si hirviera. Quiero gritar del dolor que experimento; sin embargo, sigo sin poder realizar ningún movimiento.

—¡Señor, mire, Sol está soltando sangre por la nariz, como dice el libro! —grita Sirius, realmente preocupado por todo lo que está sucediendo.

—¿Qué quieres decir, Sirius? —pregunta el príncipe Árnyék, que ha permanecido sin poder cambiar de su forma de murciélago gigante.<