Capítulo 3

Cuando la camioneta estacionó y Paul puso el freno de mano para salir apresuradamente de la camioneta, Ali aspiró el aire al ver a través de la ventana opaca que, frente a ella, todo el rededor era lujoso, sin excepción del lugar donde estaban estacionando.

«Puedo con esto», se dijo a sí misma un par de veces, y para cuando la puerta fue abierta por Paul, esbozó una sonrisa al hombre.

—Gracias, Paul…

—No hay de qué señorita… estaré esperándola, para cuando termine.

Alison asintió un poco, pero luego se giró.

—No debes esperar aquí… quiero decir… aquí de pie todo el tiempo. Anda y vuelve… —realmente no tenía cómo avisarle, ella solo tenía su propio celular—. ¿Una hora o dos?

Paul pareció consternado, pero asintió sin llevarle la contaría.

Alison continuó su caminata, y en cuanto llegó dentro del restaurante, fue atendida como a una reina.

—Señorita Ambani… su mesa está al final en la zona VIP, la acompañaremos…

—No se preocupe, iré sola, muchas gracias…

Otros ojos sorprendidos la miraron sin decir una palabra y cuando desvió la mirada a la zona VIP donde le indicaron, pudo ver toda la mesa llena, y el rostro serio de Cristopher Koch, que parecía tener una conversación seria.

Su estómago se apretó ante los nervios, comenzando a caminar directo a ese grupo de gente que era totalmente desconocida para ella.

Y una vez que llegó a la gran mesa y a un lugar sorprendente en decoración, todos se giraron hacia ella, dejando el tema a un lado. Algunas caras, algo contentas por su aparición, y otras con un rostro de desagrado, entre esos, a su Cris.

«¿Por qué la miraba de esa forma?»

—Buenas noches… —por la primera impresión, su voz resultó apagada, mientras todos en la mesa se pusieron de pie.

Una mujer de unos 50 años vino a besar sus mejillas, y luego un hombre más mayor que ella, a darle un abrazo un poco aplastante.

Estos debían ser los padres del magnate.

—Bienvenida, cariño… —dijo la mujer mientras le mostró un puesto a lado de Cristopher, que ella miró al instante.

—Hola… Cristopher… —saludó un poco cohibida, y él vino a tomar sus mejillas y a besar una de ellas.

—Hola, siéntate —todavía impactada por su toque, se sentó un poco temblorosa tratando de acompasar su respirar.

Cuando alzó la vista a las otras tres personas, vio a un hombre muy parecido a Cristopher que sonreía, una chica un poco joven a su lado, y otra mujer de unos 25 años que la observaba con severidad.

Definitivamente, era una familia particular, eso sumado a que no sabía quién era quien. Pero eso no importaba ahora.

—Imagino que pasaste la tarde muy ocupada en algún salón de belleza o una tienda costosa… debe ser muy difícil ser tú… —todo el comedor quedó en silencio y Alison parpadeó sabiendo que lo que la mujer decía con son de hacerla quedar mal, era totalmente cierto.

—Yo… —intentó defender a Jane, la verdad es que estas personas eran realmente duras con ella, y Cristopher, a pesar del saludo, no se escapaba de la situación.

—Isabella… es suficiente… —la madre de Cristopher intervino haciendo que la mujer torciera la boca y bebiera de su copa.

—Jane… —ahora fue el padre quien llamó su intención—. Nos reunimos aquí, para hacerle saber a ti y a Cristopher que, la boda se ejecutará en tres meses…

«¿Esperen? ¿Esto lo estaban decidiendo ellos aquí y ahora?», Ali se preguntó casi con un grito en su mente, y luego se giró.

Entonces, al observar hacia Cris, vio como su rostro pálido, solo apretó la mandíbula.

—Queremos que lo hables con tus padres, y que por supuesto, nos reunamos para hablarlo todos… —continuó el padre.

—Esto será épico… Jane, visitando a sus padres… en… ¿Cuánto tiempo? —su corazón dejó de latir por muchos segundos cuando fue esa mujer llamada Isabella la que intervino.

Estaba a punto de decir algo, pero la voz de Cristopher cortó con todas las intenciones que tenía.

—Denos un momento por favor… ¿Jane? —ella giró obediente a su indicación, y se levantó excusándose, no obstante, antes que saliera en definitivo hacia la parte que el hombre la conducía, pudo escuchar a Isabella:

—Lo siento… Pero, ¿Cómo no lo ven todos?

El martilleo de su corazón era demasiado cuando llegaron a una terraza donde el aire corría haciendo que se estremeciera un poco y se abrazara al instante.

Sus ojos se encontraron con los del hombre de sus sueños, mientras vio un ápice de extrañeza en él, pero luego sacudió su cabeza, como intentando concentrarse.

—Jane… debemos postergar esto… lo sabes…

Alison abrió la boca un tanto angustiada, preguntándose qué podía responder la verdadera Jane a esto, y cuando vio la impaciencia en el rostro del hombre, sacudió la cabeza.

—No tienes que hacer algo que no quieres… quiero decir… no tenemos que hacerlo…

El ceño de Cristopher la asustó.

—¿De qué estás hablando? ¿Qué te sucede? —Alison retrocedió un poco ante su dura voz sin saber qué podía hacer ante su rudeza.

—Yo… no, no lo sé, Cristopher… creo que, lo mejor es que hablemos mañana de este asunto.

Ella trató de pasarlo rápidamente para volver a la mesa, necesitaba terminar con esta velada pronto, antes de que todo se saliera de control.

Sin embargo, su brazo fue atajado y su cuerpo fue sacudido para posicionarlo frente a ese hombre que parecía demasiado alto, mucho más de cuando se estrelló con él, en el ascensor el viernes por la mañana.

—Sé que estás intentando fastidiarme, pero créeme estoy cansado de este juego… —ella bajó su mirada a sus labios grandes y sonrosados, mientras pasaba un trago.

—Por favor… déjame… no… no me siento bien… —el agarre de Cristopher se suavizó y luego inspeccionó su rostro con determinación.

—Hay algo muy extraño en ti… —Alison pasó un trago duro—. Incluso mirándote, puedo decir que tus ojos no son los mismos…

Los labios de la chica temblaron un poco, mientras descargó un sonido de duda por su garganta.

—Ammm… me puse lentillas… pensé que debía cambiar un poco y… agradarte.

El hombre la miró incrédulo, y luego la sorprendió mostrándole una sonrisa irónica.

—Nunca vas a cambiar Jane… y yo nunca te voy a amar… jamás. Volvamos…

Alison se quedó de piedra en el lugar mientras vio como el hombre caminaba de regreso sin esperarla. Sabía que esas palabras no habían sido para ella, pero definitivamente la habían calado.

«¿Quién era esta mujer que casi todos le tenían cierta reticencia?»

¿Jane Ambani, era demasiado como para soportar?

Parpadeó rápidamente cuando sus ojos se nublaron un poco, y luego caminó con el ánimo bastante bajo para su gusto.

En cuanto llegó a la mesa, Cristopher le indicó que había pedido comida por ella, y de alguna forma Alison se dio cuenta de que tanto Jean como el magnate, fingían frente a sus familias, y las personas alrededor.

El tema de la boda en tres meses se hizo extenso, a estas alturas Alison supo que Isabella era la hermana que le seguía en edad a Cristopher, y que el hombre que estaba frente a ellos, era el hermano menor, con 25 años de edad, Oliver.

Con respecto a la rubia que estaba sentada al lado del chico, dijeron que era una novia nueva de Oliver, y el chiste a ella no pareció molestarle.

Trató de hacer caso omiso a todas las indirectas que la hacía la hermana de Cristopher y para cuando la cena terminó, su aliento salió un poco y dio gracias porque esto se culminara sin ningún incidente que la comprometiera.

Todos se despidieron en la mesa poco a poco, y cuando Oliver con su novia le envió una sonrisa, ella supo que, quizás, debía despedirse también de Cristopher. Aún no se acomodaba a esta relación tan extraña.

—Creo que… es momento de irme…

—Jane… espera —su mano tomó la de ella y su nudo volvió a gestarse en su estómago.

Se giró un poco y luego llevó su mirada a sus ojos. Cristopher era un hombre hermoso, además de que su amor platónico. Era imposible no quedarse prendada de él.

—Piensa las cosas… no apresuremos esto, terminaremos odiándonos… —Alison parpadeó un poco, y luego negó.

—¿Puedo saber? ¿Puedes decirme a qué te refieres? —él pareció molesto y algo irritado.

—Jane, ya es suficiente…

—¿Hay alguien más? —no supo por qué salió esta pregunta de su boca repentinamente, pero sentía la necesidad de intentarlo.

—Tú sabes muy bien que nuestros caracteres no son compatibles, yo no puedo amarte Jane… entiéndelo por favor…

Alison permaneció en silencio por un momento y luego observó su mano distante, y se atrevió a tomarla.

—Cristopher… —el hombre pasó un trago y fue evidente su desagrado por el toque, pero se obligó a mirarla después de todo—. Dame, dame una oportunidad…

Él se quedó mirando sus ojos por un momento estáticos, y luego volvió a sacudir su cabeza.

—¿Oportunidad?

—Sí… quizás, no me has conocido lo suficiente, yo…

La risa de Cristopher hizo que se quedara sin palabras.

—Jane… te conozco desde que eras una niña, y si no es por eso podría jurar que ahora hablas con sinceridad…

Alison supo que no podía hacer nada más en este momento por Jane, y sabiendo que esta sería su noche más cercana a este hombre, maquinó la locura de su vida. Ella se puso de pie un poco agitada sabiendo que él seguiría su gesto y cuando estuvo lo suficientemente cerca entonces, anunció:

—Siento hacer esto, Cristopher… pero es mi única oportunidad…

El hombre pareció confundido por sus palabras sin entender a qué se refería, pero no le dio tiempo de reaccionar, cuando Alison se aventó hacia él tomándole del cuello y echándolo hacia abajo, y después de esto, unió sus labios con los suyos.

Al principio sus labios temblaron de los nervios que la estaban devorando, pero cuando probó esa boca en la cual había soñado por mucho tiempo, sintió como el juego ardiente comenzó a consumirla por dentro.

Abrió su boca a pesar de que el hombre no correspondió al principio, y cuando sintió que él cedió un poco, no esperó para saborear su lengua, pasando la suya, y tratando de dejar en su mente todo el sabor exquisito que se estaba registrando en su sistema.

En cuestión de segundos, unas manos vinieron a tomar su cintura, a pesar de que estaban frías por el aire acondicionado, le quemaron la piel.

Alison se aferró más a su cuerpo, y luego profundizó el beso que el magnate, a estas alturas, estaba devolviendo con la misma pasión e intensidad con la que ella comenzó.

Sus lenguas danzaron en un compa delicioso, mientras Alison estallaba en fuegos artificiales haciendo su sueño realidad.

Desde este punto, ya estaba dada por servida.

Esto no era un engaño de todas formas, este era el cuerpo de Jane, y esta sería su última vista con el hombre que pasaría a su historia.

«Detente ya», gritó su mente cuando el agarre del magnate se hizo más intenso, así que ordenó a sus brazos ponerse en medio, y dejar de saborear esa boca que jamás olvidaría en su vida.

Sus bocas se despegaron cuando Jane se echó hacia atrás, pero aún continuó en los brazos de un hombre que la miraba con un brillo diferente.

—Debo irme ya… —intentó zafarse del asunto, y cuando fue a despegarse, Cristopher tomó su brazo haciéndola volver.

—¿Por qué siento que estoy delante de una mujer que no es Jane?

Los nudos se formaron en su garganta padeciéndome por no poder decir ni un ápice de su verdad. Si tan solo pudiera decirle que era Alison, si tan solo él pudiera mirarla una vez como lo había hecho esa mañana como su verdadero yo…

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