Capítulo 2

Alison vio como Jane se desplazó por la habitación después de tirarle cierta información, y luego le hizo una seña de que iría a tomarse un baño.

Ella se levantó evidenciando que Jane había traído su bolsa de pertenencias, y no dudó en revisar que allí estaban sus documentos y su teléfono celular.

Tomó el aparato queriendo hacer una llamada, pero luego pensó que nada serviría, ya que esta voz que tenía, no era la suya.

Sin embargo, cuando verificó los mensajes, allí estaban los de su amiga Emma, un poco inquieta por su comportamiento por la mañana.

“¿Qué ocurre contigo, Ali… saliste de aquí como si tuvieses miedo de mí? ¿Todo está bien?”

Por un momento, Alison pensó en contarle la verdad, jamás podría engañar a Emma de ninguna manera, pero luego recordó que todo esto posiblemente se acabaría pro la noche como Jane lo prometió, según el plan.

Tecleó rápidamente:

“Te contaré todo, lo prometo… solo quiero que me des un poco de tiempo, y no te preocupes, todo está bien… necesito resolver unos asuntos”

Cuando envió el mensaje, ese tono ya familiar volvió a invadir en la habitación, y para cuando se giró, vio el teléfono caro de Jane moverse por la vibración y el sonido.

La mujer que tenía su cuerpo, salió chorreando la habitación, y luego pasó por su lado mojando toda la alfombra e incluso goteando sus piernas.

—¡Oh, Dios mío! Es Cristopher…

Alison se puso alerta ante la mención, pero luego vio al rostro de Jane que la miraba con aprensión.

—¿Qué?

—Debes contestar… coloca el altavoz…

Tenía sentido, estaba pasando lo mismo cuando iba a llamar a Emma, no podía usar su voz para con sus amigas, al igual que Jane.

Decidida tomó la llamada, y activó el altavoz solo para escuchar esa voz:

—¿Jane?

Sus labios temblaron cuando vio que Jean la instó de forma silenciosa a responderle.

—Cris… —hubo un silencio largo después de su absurda contestación.

«¿Por qué lo había llamado así? A, lo mejor, quizás, su prometida podía tenerle ese apelativo», pero viendo los ojos rojos y furiosos de Jane, le quedó claro de que había metido la pata hasta el fondo.

—Lo siento… —la disculpa fue para ambos—. Estoy aquí…

—¿Estás bien? —ella pudo notar el cambio en el tono de Cristopher, porque a diferencia del saludo, este se notaba preocupado.

—Lo estoy… Ammm… ¿Tú, cómo estás? ¿Descansaste? —la mirada de Jane la perturbó mientras negó hacia ella como si quisiera matarla.

«¿Qué estaba haciendo mal?», se preguntó, pero su respuesta fue pronta ante la reacción del hombre.

—No sé qué estopas tratando de hacer, solo te llamo porque la comida con mis padres es importante para mí… espero que llegues puntual…

Alison se estremeció ante la voz dura, y algo exasperada del hombre, y mirando el teléfono, se sintió como una estúpida.

—De acuerdo… estaré puntual…

No hubo una respuesta, y los tonos de llamada finalizada solo le hicieron pasar un trago amargo.

Jane le quitó el móvil para colocarlo en la mesa, y luego le dio una mirada enojada antes de comenzar.

—¿Qué estabas tratando de hacer?

Ali subió los hombros.

—¿Qué pretendías?, Es tu prometido… se supone qué…

—¡Pues no supongas más!

En este punto, ella ya estaba lo suficientemente frustrada y con un dolor de cabeza que estaba anulando su paciencia con esta mujer. Así que, colocándose de pie, la enfrentó.

—Es suficiente… si ambas cooperamos, esto puede solucionarse, pero si sigues de gritona y mandona, no seguiré con este juego de que mandas y yo hago… así como yo te respeto, debes respetarme.

Jane dio un paso atrás ante el repentino cambio, y tomando una aspiración, volvió a llevar sus dedos a su sien.

—Seguiré con el baño, y tú deberías tomar uno. Es a mí a quien vas a sacar al mundo y no puedo estar… así como te ves de mal…

Alison alzó los hombros y luego caminó por la habitación preguntando dónde estaban las cosas del baño para asearse también, haciéndolo parecer que lo hacía porque quería.

En cuanto estuvo fuera del baño, su cuerpo se quedó quieto cuando evidenció a su verdadero yo, frente al espejo, maquillando un poco su rostro y teniendo una ropa puesta que jamás en su vida pensó tener.

Debía aceptar que se veía increíble, y por un momento deseó con todo su ser volver a ser ella.

—Yo… —Jane se giró para verla envuelta en una toalla—. ¿Qué puedo ponerme?

—Todo este armario está repleto de ropa… toda es linda, así que elige la que quieras…

Ali asintió, pero se quedó viendo su cuerpo…

—Me gusta tu ropa… se ve bien, en mí… cuerpo… quiero decir.

Jane dio una sonrisa mientras asintió.

—Debo admitir que te queda lindo…

Rápidamente, comenzó a colocar las prendas en el cuerpo, y para cuando estuvo lista, Jane vino a rociar un perfume que olía delicioso sobre su pecho.

Ambas bajaron por el ascensor que Jane activó con una llave maestra, mientras comenzó a darle indicaciones del día.

—Trataré de susurrar las cosas, no diré nada de ti… de todas formas esta noche será nuestro último encuentro…

Alison asintió tomando un respiro, y para cuando salieron al estacionamiento, vio que tres hombres vestidos de negro la observaron, con el ceño fruncido.

—Señorita, Jane… buenos días…

Alison parpadeó un poco dándose cuenta de que todo estaba dirigido hacia ella.

—Buenos días… —no sabía un nombre, pero sonrió—. ¿Puedes llevarme a la calla 10 en Mark…? —el hombre pareció confundido y de inmediato se fijó en Jane, o bueno, en su cuerpo—. Ammm es una amiga…

Jane la miró como si se hubiese vuelto loca, y luego escuchó al hombre decir.

—Por supuesto señorita Jane… ustedes… vayan en el otro auto —Los hombres siguieron a su indicación mientras el chofer les abrió la puerta a ambas para que entrar en una camioneta de color dorado.

En cuanto este arrancó con mucha percepción en el manejo, Alison le susurró a Jane:

—¿Cómo se llama el chofer?

—No lo sé… y eso no importa, no tienes que pedir el favor, yo no soy así… para eso les pago…

Alison la miró con asombro y luego se separó un poco de ella para mirar por la ventana.

Jane definitivamente era una persona grosera, y ahora entendía la mirada confundida del chofer cuando esta le pidió algo.

No demoraron para llegar a la residencia de Charlotte, y Alison se encargó de decirle a Jane lo que tenía que decir para cuando llegaron. Sorpresivamente, ninguna de sus amigas estaba en la casa cuando estuvieron frente a la puerta, y en cuanto recordó lo que Charlotte alguna vez les dijo a sus compañeras, Ali revisó debajo de la alfombra y abrió la casa sin ningún esfuerzo.

—Esto es un delito… —Jane se apresuró a decir, pero Alison solo buscó con desespero el tablero con el que jugaron por la noche.

Vio todo tipo de juegos en el lugar que Charlotte acostumbraba a ordenar sus juegos de mesa, y aunque buscó con esmero no vio algo parecido al tablero de los sueños.

—No está por ninguna parte… —buscó su móvil con urgencia en su propio bolsillo y luego marcó el número de Charlotte—. Dile que es urgente… que después le darás una explicación…

Jane le dio un escrutinio a su móvil de segunda y con algo de asco, apretó el botón de altavoz.

Sin embargo, esa llamada no fue contestada, aun cuando marcaron más de cinco veces.

—Estamos perdiendo el tiempo… no creo que sea el juego… creo que fueron nuestros deseos parecidos… no hay de otra, debemos esperar hasta la noche…

Alison asintió mientras ambas salieron de la casa.

—Vayamos a comer, y luego, debemos ir a un salón para arreglarnos…

En cuanto llegaron a la camioneta de nuevo, Ali se detuvo al hombre que abrió su puerta y sonrió.

—Perdona… olvidé tu nombre…

El hombre rubio trató de tragar en seco, y luego desvió la mirada a Jane.

—Yo… soy Paul, señorita Jane…

Asentí.

—Genial… ahora por favor llévanos al… —se giró haciendo que estaba perdida, y luego preguntó—. ¿A dónde es que quieres comer?

Jane torció los ojos. Realmente para Ali era una sorpresa ver su rostro en esas expresiones, pero lo pasó, ya pronto todo esto solo sería un mal sueño. Uno que ella misma había deseado.

Por supuesto, «¿Qué iba a saber que, en vez de compartir cada segundo con su Cris, iba a ser con su prometida, Jane?»

—Al Daniel… —Jane pasó por encima de Alison, mientras ese hombre llamado Paul únicamente las miraba atónito.

—Tiene un mal día… no le prestes atención —la excusó Ali, y luego cerró la puerta ella sola.

El día fue torpe para ambas, definitivamente ni Jane se acostumbraba a la excesiva educación de Alison, ni Ali a su trato despreocupado, y algo grosero para sus gustos.

Al final del día nada más se pudo sentar en ese gran sofá del lujoso apartamento, exhausta porque parecía había pasado una semana entera con Jane. No podía ni siquiera explicar cómo había gastado tanto dinero en ropa, en zapatos y bolsos y todo su armario, que parecía el apartamento de ella y Emma, estaba repleto de ropa que aún tenían etiqueta.

—No te quejes… —escuchó como Jane se dirigía a ese gran armario y detallaba algunas prendas—. Tu cabello necesitaba esta hidratación que me hice, y si no fuera porque chillaste, hubiese cortado las puntas… tus uñas ahora están perfectas, y tus pies… encantadores.

Ali negó en silencio, ese esmalte desaparecería en lunes cuando hiciera todo el trabajo de los baños y oficinas. Pero se quedó en silencio.

—Bien… escucha… —el silencio que prosiguió, hizo que Alison se sentara un poco para ver la mirada confundida de Jane—. No me has dicho tu nombre… ¿Cómo te llamas?

Por algo divertido, Ali sonrió.

—Soy Alison… Alison Fox…

Jane alzó la ceja, y luego asintió.

—Bien Alison… en una hora, todo será por tu cuenta… y espero que no cometas errores.

Toda la diversión y la liviandad, desapareció del rostro de Alison y Jane lo notó de inmediato.

—Quiero advertirte… la familia Koch, no es nada fácil, comenzando por Cristopher… quiero decir, somos pareja… comprometidos, pero somos algo distantes…

—¿Cómo distantes? —Alison estaba muy interesada en el tema ahora.

—Fríos… tal vez… Cristopher odia los detalles, la cercanía…

Los ojos de Ali se abrieron, su descripción no se parecía en nada al encuentro que tuvo con él.

—¿Cómo lo llamas?

—Cristopher… y no le gusta que lo interrumpan en nada…

Su ceño se frunció más de la cuenta.

—Parece como si le temieras…

Jane resopló sabiendo que nadie entendería su posición.

—Nunca lo entenderías, Alison. Ambos somos de familias ricas, unas muy adineradas que cada día escalan en pos de más poder… nuestro compromiso no es solo… sentimental…

—¿Es un arreglo de familias?

Jane hizo una mueca no gustándole mucho la etiqueta.

—Pues… no es nuestra obligación… pero si nuestro compromiso.

Alison sintió cierta pena por ella. De algún modo.

—Al menos… ¿Lo quieres?

La mujer soltó una risa irónica.

—Estoy enamorada de él desde que tengo conciencia… siempre ha sido el hombre de mi vida, Alison, y no imaginas lo que he tenido que hacer para estar donde estoy ahora…

Ali le creyó por lo convincente que resultó sonar, y luego de que la observó largamente directo a sus ojos, supo que Cristopher Koch era como una obsesión para Jane, al igual que para ella.

Al caer la noche estaba completamente lista, incluso un maquillador profesional vino a retocar su rostro y cabello rubio, lo cual le pareció exagerado a Ali, pero a la final, no era su cuerpo, ni su imagen.

Subió a la camioneta con Paul, y cuando vio desaparecer a Jane en la entrada del costoso edificio, su estómago comenzó a encogerse, porque definitivamente estaría sola a partir de ahora.

Esperaba no volverse un caos cuando sus ojos se posicionarán en Cristopher, esperaba que todo en esta cena, transcurriera con normalidad…

Esperaba…

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