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He estado todo el día comiéndome los sesos pensando en que le regaló a Barbara, no entiendo porque las mujeres son tan complicadas, si quieren algo es mejor pedirlo y ya, ¡pero no¡
Me levanté de ml silla y camine a la puerta de mi oficina.
— Mañana continuamos — Le dije a mi asistente.
La chica asintio y empezó a guardar los documentos.
Yo salí de la oficina y fui directo al ascensor, solo había un hombre que podía ayudarme con algo como esto.
*
— ¿No tienes casa? — Me preguntó Mariano apenas me vio.
— Necesito de tu ayuda — Le dije.
— No soy tu único hermano, también está Luciano, ¿por qué no le preguntas las cosas a él? — Me dijo con molestia.
Yo puse mala cara y me acerque a el.
— Eres el que más experiencia tiene con mujeres — Le dije.
Karina apareció como por arte de magia y nos quedó mirando.
— ¿Con que mucha experiencia eh? — Le pregunto ella a Mariano.
Mariano se puso pálido y después me miró con odio.
— Siempre qué llegas a mi casa me traes problemas, eres mi mala suerte —