Capítulo 147. La muerte de sus padres
Mariana continuó con su relato: cuando Bruno me vio en ese estado, se acercó de inmediato y me abrazó con fuerza, intentando calmarme, mientras mi cuerpo empezaba a temblar sin control. Estaba entrando en estado de shock. Cam había seguido la camilla en la que llevaban a mamá, pero al ver que mi papá no entraba detrás de mi madre.
—¿Dónde está? —le dije a Bruno, con la voz quebrada y la desesperación creciendo en mi pecho—. Papá también está mal. ¿Por qué no lo han ingresado aún?
Las palabras salían atropelladas, como un torrente imposible de contener. Me puse tan histérica en aquel instante que tuvieron que administrarme un calmante. Pero, aunque mis párpados pesaban y mi mente se nublaba, el dolor seguía allí, punzante y cruel.
Bruno ya sabía la verdad. Sabía el destino devastador que había golpeado a nuestro padre, pero decidió ocultármelo. Me miraba con ojos tristes, cargados de un sufrimiento que trataba de disfrazar con calma. Sabía que, de decírmelo en ese instante, la noticia