Capítulo 10. El llamado de la amistad
Cinthia, al ver que el chico que le gustaba la había visto en ese estado, quería morirse de la vergüenza. Inmediatamente, le reclamó a Vero:
—¿Acaso no te puedes conformar con todo lo que ya tienes en la mesa?
Vero, con una sonrisa divertida, le respondió:
—¡Pero si lo había pedido mucho antes de que te pasara eso! Además, no voy a conformarme con solo tres cosas en la mesa…
Después de ese momento, las tres amigas estuvieron totalmente de acuerdo con su día de chicas. Comieron, rieron y hablaron de sus cosas como no lo habían hecho en mucho tiempo.
Camino al spa, Mariana rompió el silencio:
—Chicas, gracias por estar siempre ahí cuando más las necesito. Nunca olviden que las quiero mucho.
Las otras dos respondieron al unísono, sin dudar:
—Nosotras también te queremos a ti.
Luego llegaron al spa y se dejaron consentir como se lo merecían —según las palabras de Cinthia—. Después de varias horas en ese lugar, se fueron de compras y adquirieron infinidad de ropa, zapatos y joyas, sabiendo