VISITA FAMILIAR.
Más tarde Alexander llegó a su palacio, encontró que Sam estaba durmiendo otra vez.
Se acercó a él y le llamó.
—Sam... Sam... Sam...
Él tuvo que insistir un poco más ya que Sam seguía durmiendo y su voz no le llegaba, cuando por fin le escuchó abrió los ojos.
Sam se frotó los ojos intentando despertarse, todavía veía un poco borroso y la luz le daba directamente a los ojos, haciendo que se sintiera más incómodo.
Se tapó los ojos con su mano para evitar que la brillante luz de fuera, y de las bombillas de su habitación le cegaran.
Al girarse al lugar donde provenía la voz que le llamaba vió a su alfa parado mirándole.
La presencia de Alexander hizo que Sam le diera la espalda con el ceño fruncido.
No quería verle, estaba molesto e irritado con él.
—Porqué te niegas a comer Sam?
A Alexander le preocupaba el estado de Sam, ya no se veía como antes y temía ser el causante.
—No tengo hambre.
Hasta al hablar Sam se sentía cansado, y Alexander notó su estado.
—Estás más flaco, n