ESTOY VIVO.
Días antes del suicidio de Sam.

Cuando Alexander se cayó en el suelo del bosque donde Sam había huido de sus secuestradores, su pulso fue disminuyendo poco a poco.

Veía oscuridad y le costaba respirar, cada vez oía menos.

Minutos después empezó a sentir las láminas de alguien, le resultaba conocido pero no sabía quién le estaba lamiendo, luego sintió una fuerte presión en su pecho como si alguien le estuviera oprimiendo con su peso.

Esa opresión disminuyó y la sensación de no poder respirar fue disminuyendo poco a poco también, no entendía el porqué pero de repente dejó de sentir frío, ahora le estaba invadiendo una sensación cálida.

Esa sensación fue en aumento con el paso del tiempo, el silencio volvió otra vez. Alexander ya no podía oír ni sentir nada, pero le consolaba la calidez que estaba sintiendo.

El tiempo pasó y su sentido del oído volvió, escuchaba cómo Mei Mei, Sebastián y compañía hablaban, luego escuchó a su luna gritando, aullando y llorando.

Su alma salió de su
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