Trago. Vale, entonces no me he ido. Respiro profundamente, preparándome para decir palabras que no tengo idea de cuál será su efecto. Pero entonces mi teléfono empieza a sonar. Lo miro y veo que es Law llamando.

—Debe ser algo relacionado con Sarine—, afirmo.

Él da una sonrisa tensa, que si no supiera nada mejor parece que está llena de su propia decepción, y asiente. Deslizo la pantalla y coloco el teléfono en mi oreja.

—Oye, ¿está todo bien?— pregunto.

—Envié a Jackson a buscar chocolate—, dice Law. —Pero aparentemente, él fue a la maldita jungla para obtenerlo de la fuente, así que ¿puedes conseguir algo en tu camino hacia aquí?—

Me río entre dientes. —Jackson está justo enfrente de mí. Estaba saliendo del ascensor cuando llegué aquí. Fuimos a la tienda de regalos, pero solo tenían basura, así que le mostraré mi lugar secreto para comprar chocolate—.

—Bueno, date prisa—. Escucho a Sarine gritar de fondo.

—Sí, señora. Diez minutos, como máximo. ¿El médico le puso la epidural?—

—Sí,