CAPÍTULO 51.
EPÍLOGO
Marcos Vacille
YA QUIERO QUE SEA LA SEÑORA DE VACILLE.
En el jardín de la mansión, los preparativos para la boda de Marcos y Mónica estaban casi listos. Los organizadores estaban de un lado a otro y con ellos los arreglos y detalles que van dando forma a la celebración. Globos de colores brillantes flotaban en el aire, mientras que las flores adornaban cada rincón del lugar. Los centros de mesa eran verdaderas obras de arte, con velas perfumadas y delicadas figuras de porcelana.
Aunque la decoración era sencilla, cada detalle había sido cuidadosamente seleccionado para crear un ambiente elegante y acogedor. No necesitaban lujos ni ostentaciones, lo único que importaba era el amor que sentían el uno por el otro.
Junto a los organizadores, Beatrice caminaba nerviosa de un lado a otro, ajustando los detalles del último minuto. Tenía que ser perfecto. Su único hijo se va a casar con una mujer maravillosa; ambos merecen que todo fuese perfecto y único. Y, ya que v