Una emotiva boda.
Un silencio ensordecedor le siguió a murmullos que hablaban bajo de la bella novia, el sonido de sus tacones se combinaban con la hermosa melodía que daba un ambiente de romance eterno.
Emma comenzó a caminar en medio de todos los importantes invitados con su bouquet en las manos a la altura de su cintura, ella era alta y espigada, y aunque su vientre estaba creciendo rápido, todavía podía disimular su pancita con una faja pequeña.
Los azules ojos de la pelirroja estaban llenos de felicidad a la vez que estaban cristalinos apunto de dejar escapar su llanto. Ella se está a esforzando por no llorar delante de todos los invitados.
A cada paso que daba, Rafael que aún permaneciendo inexpresivo, se emocionaba más. En ningún viaje y en ningún paisaje había visto tal esplendor que el que su futura esposa emanaba.
Al llegar hasta el CEO el señor De León se acercó a tomar la mano de su princesa y hacer la entrega.
— Rafael Mendoza, te entrego en este día a nuestra querida Emma,