La pasión de Rafael y Emma, una hoguera infinita.
Emma bajó en ropa deportiva y tenis, se ató el cabello en una coleta, su maquillaje era natural, se veía muy linda. El CEO solo la miró y le extendió la mano y cuando ella se la dió él la besó.
— vamos cariño, salgamos de aquí.
— ¿Tú vas a conducir?
— Por supuesto, dije que yo te llevaría a recorrer la ciudad.
La pelirroja sonrió y se le pegó tomándolo del brazo, Rafael sintió su calidez y le dió un beso en la coronilla.
El coche de lujo recorría la ciudad, las enguantadas manos de Rafael tomaban con seguridad el volante.
Emma amaba verlo tan concentrado, ese hombre era tan atractivo, misterioso, elegante. No podía evitar amarlo aunque lo deseara.
— ¿Puedo obsequiarte una foto mía para que la veas todo el tiempo. — Interrumpió el CEO, sorprendiendo a la pelirroja.
— No seas engreído, solo estaba viendo tu lado de la calle. — Emma se alejó y se recargó en la puerta.
— Ven aquí, ¿Por qué te quitaste?
— Aquí estoy bien. — Emma no era sencilla de lidiar. Rafae