La carta de despedida.
  En su antigua habitación Emma después de ducharse y vestirse se quedó dormida, había estado llorando mucho, su cuerpo estaba cansado. Y abajo su familia estaba preocupada por ella.
  — Emmanuel, llama a tu hermana para cenar, no puede dormirse con él estómago vacío. — Ordenó el padre a Su hijo mayor.
  El joven CEO se le quedó viendo a las interminables y amplias escaleras. Concluyó que sería muy cansado subirlas.
  — Erick, ve a llamarla tú.
  — ¿Yo...? Pero papá te ha enviado a ti. Sube tú a llamarla.
  — Como tú CEO te estoy dando una órden.
  — Aquí en la villa de nuestros padres no tienes poder. ¿Se te olvida?
  — ¡Qué subas, carajo!
  — Bien, bien, ya voy. Aquí le gritan a uno por todo.
  El hijo de en medio tocó con los nudillos la puerta de la habitación de la jóven.
  — ¿Quién es..? — Emma respondió adormilada.
  — Soy yo, Erick, vengo a llamarte para cenar.
  — Oh... No tengo apetito.
  Erick sabía que no podía bajar sin su hermana. Así que insistió.
  — Si no ba