71. JUGAR CON FUEGO.
—Tienes que hablar —Ivar miraba a su hermano con dolor, lastima tal vez.
Isak solo lo miro y luego volvió sus ojos a la ventana.,
—Te necesito, tenemos que acabar con esto de una buena vez por todas.
Un gemido, eso fue todo lo que salió de Isak y una lágrima que rodó por su mejilla y que no pudo limpiar, porque su brazo no servía para nada y el otro debía estar en reposo.
—Te juro que no voy a dejar que esto quede impune.
Silencio, Isak se negaba a hablar.
Justo como hizo después de la muerte de su madre, justo como hizo cuando tenía 3 y su padre lo golpeo tan fuerte que el niño estuvo dos semanas en el hospital y se cerró al mundo, Isak estaba mudo justo como el día que su hermano se fue a Rusia y justo como el día que volvió.
La puerta se abrió y fue Ragna con un café caliente la que entró, la mujer parecía conocer muy bien a Isak y sabía que traerle cada vez que el la miraba escuetamente.
—Vete —la voz de Isak sorprendió a todos allí, inclusive a Valeska que veía entrando.
Era un