20. LA CASITA FELIZ.
Pero la madrugada de ese sábado fue cuando me di cuenta que todo cambió para mi, esa madrugada eran solo las 3 de la mañana y su lindo y firme trasero estaba al aire, se notaba que había dado vueltas como loca por la cama y el pijama que era como una gran camisa de seda se había enrollado casi hasta sus caderas.
¿Una tentación? No, Valeska era un monumento a la perdición, su pelo rubio y sus labios rosados hacían que yo quisiera clamar por su atención.
Aún no sentía tanto dolor, así que decidí tomar ducha de agua fría y tal vez eso fue lo que causó que la fiebre se activará.
Pase de estar consciente, recostado en la cama junto a Valeska a simplemente no recordar mucho.
Y luego de todos sus cuidados, mientras mis ojos estaban fijos en el techo, yo repasaba cada día desde que Valeska había llegado a mi vida y también las palabras que le había acabado de decir a Joshua.
"Mañana no va a ir a esas estúpidas peleas, es más no lo esperes por el resto de la semana"
Aquello no paraba de reso