Capítulo 213. Las pruebas de Pandora.
Maximiliano Delacroix
Nunca me había gustado la sensación de estar un paso por detrás de alguien.
Era el tipo de hombre que planeaba, que preveía, que leía los movimientos del adversario antes de que los hiciera.
Pero esa mañana, mientras caminábamos hacia el despacho con el USB en mi mano, sentía que íbamos corriendo detrás de una bomba encendida.
Y que el tiempo, de un modo u otro, iba a estallar.
El silencio entre nosotros era espeso.
Amy caminaba a mi lado con la determinación de quién acaba de desafiar al destino y ha sobrevivido.
Adrián y Pandora venían detrás, más callados que nunca.
El aire olía a café recién hecho, a madera encerada y a peligro.
Cerré la puerta del despacho y eché el cerrojo.
Nadie entraría ni saldría de ahí hasta que supiéramos lo que había dentro de ese pequeño rectángulo de metal.
Puse el USB sobre el escritorio, junto a la computadora.
La luz del mediodía entraba por la ventana, dividiendo la habitación en dos mitades: una de claridad, otra de sombra.
Me