CAPÍTULO 69 DECIDIDA

DECIDIDA

La mañana siguiente, Alana miraba al vacío, con las manos en sus rodillas, mientras el aire fresco pegaba en su cara.

Era una mañana soleada, pero su mente solo registraba la mirada de Luciano ayer por la noche.

Ella había pasado de ser la esposa de su ídolo, a la hermana del hombre que, a penas conocía por encima, había sido la desgracia de su madre. Y eso sabiendo que no sabía mucho al respecto.

Ella se levantó de la silla, se puso unos pantalones holgados junto a una camiseta, y bajó a la cocina para encontrarse a Ivy sirviéndole jugo de naranja a su hijo.

Parecían sostener una conversación.

—Buenos días —ambos se giraron hacia ella. Ivy le sonrió, pero Luciano la miró serio.

—Buenos días. Ana nos hizo desayuno a todos. Siéntate.

Alana se sentó de inmediato y luego le sonrió a Luciano.

—¿Cómo amaneces? —Ivy también se sentó y luego miró a Luciano.

—Bien, creo. Extraño a mi tío ya.

Alana sonrió.

—La verdad es que cuando no está, todo está muy silencioso.

Luciano asintió nue
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