COMPLETAMENTE HECHIZADO.
Alana apenas tuvo tiempo de procesar lo que estaba ocurriendo cuando sintió la presencia de Ángelo acercándose a ella en la pista de baile. Sus pasos eran firmes, y cada movimiento suyo parecía cargado de una energía oscura y poderosa. La música seguía sonando, pero para Alana, todo se volvió un murmullo lejano. Su corazón latía con fuerza, y aunque mantenía su expresión de desafío, por dentro, una mezcla de miedo y excitación se agitaba en su interior.
Los ojos de Ángelo estaban fijos en ella, oscuros y llenos de una promesa silenciosa. No había ira en su rostro, solo una intensidad que la hizo sentir como si estuviera al borde de un precipicio, a punto de caer en algo desconocido.
Él se acercó a ella lo suficiente como un depredador, con su figura alta y dominante que eclipsaba a cualquiera. Alana se mantuvo firme, sin dejarse intimidar por la proximidad del hombre que llamaban su esposo, de hecho, su respiración se aceleró, pero no se permitió dar un paso a