56. Locura
No recuerda la última vez que durmió. Rafael apenas se puede levantar del intento de cama que hay en ésta celda. No hay visitas salvo de Fernando, quien ya no ve desde unas cuantas horas atrás. No hay luna en ésta noche, apenas se ve la propia luz oscura que entra tras esa ventana pequeña.
Un suspiro tras otro duele al intentarlo. Las palabras que habían usado los guardias encargados de golpearlo fueron: “No hay que dejarlo muerto. Con eso bastará.” Está más que decir que el propósito de su encarcelación tiene que ver con alguna fuente dentro de su compañía. La poca credibilidad de tal acusación no tiene fundamentos, y Rafael lleva en serio cada directriz en su administración. Las palabras de su esposa, la confesión del posible culpable lo tienen toda la madrugada en velo.
Ramiro.
Saber la existencia del pequeño hermano de su padre fue una noticia que dejó perpleja a toda su familia, incluyendo a su propio padre Damián. Gerardo fue más cerrado en aceptarlo. Rafael prefirió aceptarlo c