OLIVER GEACOMAN
Me encuentro nervioso, todo el día ha sido así.
— Demonios— Digo lleno de frustración, estoy harto, sin pensarlo dos veces lanzo el vaso de cristal contra la pared.
— Por lo visto no ha sido un buen día — Dice mi socio y amigo Dimitri, al entrar por la puerta de mi oficina, con el rostro lleno de sorpresa, la cual comprendo yo no soy de explotar, siempre me mantengo bajo control.
— No me lo digas— él es el único con quien puedo hablar de manera sincera y clara— ¿Quieres un trago?
— Si me lo das en la mano como una persona civilizada y no lo lanzas, claro que si— Me dice con tono de burla, mientras se sienta frente a mí.
No espero más sirvo dos tragos más y le doy el suyo.
— Evelia — solo sale de mis labios y el levanta una ceja invitándome a seguir hablando— no sale de mi cabeza, además el abuelo se fue a la villa.
— ¿Por qué? Él tiene su mansión bastante grande. — pregunta Dimitri sorprendido ante lo que le digo.
— No lo sé, pero según él se siente un poco solo y desea