EVELIA GEACOMAN
Pasan los días y me encuentro en un vaivén de emociones y secretos, deseo salir de manera libre pero tampoco quiero dar explicaciones, a pesar de saber que cuento con el apoyo de Rodrigo no quiero ponerlo entre Oliver y yo.
— Señora Geacoman — me llama Luisa desde el otro lado del pasillo— El señor Geacoman ha llegado.
— Pues que bueno— Le digo sorprendida por que me lo notifique, no pienso hacerle algún tipo de reverencia o algo por el estilo.
Luisa se pone un poco nerviosa ya que le hemos pedido tanto Oliver como yo que las visitas siempre se queden el recibidor hasta habernos notificado a alguno de nosotros pero continúa.
— Es el señor… — No termina de decir la frase cuando escucho.
— Mi querida Eve— Y eso me sorprende, el dueño de ésa voz es… Rodrigo Geacoman.
— Rodrigo…— susurro despacio — Bienvenido ¿Qué hace aquí tan tarde?
Lo saludo de manera amable aunque no salgo de mi asombro, el no suele venir seguido y mucho menos tan tarde.
— Tengo algo que pedirles a ti