XXVI. LO QUE NO BORRA EL TIEMPO

—He oído que te vas a casar —dijo Leo, con la mirada perdida en la ventana, dándome la espalda mientras yo le miraba desde el desayunador de la cocina.

—Pues lo cierto es que hay planes de boda —admití, girando la naranja entre mis manos.

Habíamos pasado cinco años separados y, ahora que de nuevo estábamos juntos, no éramos capaces de mirarnos a la cara. Aunque tampoco éramos capaces de sepáranos; de ser así alguno de los dos hubiera dejado la cocina ya.

—¿Te felicito, entonces? —preguntó Leonardo, arrancándome un suspiro.

—No —dije, dejando la naranja con que mis nerviosas manos habían estado jugando desde que lo encontré en la cocina y me senté atrás de él a disfrutar de su compañía—, pero tampoco me des el pésame, lo que va a pasar es justo lo que decidí pasara.

—Eso significa que no todo es miel sobre hojuelas, ¿cierto? —preguntó él, deduciendo que lo próximo a ocurrir no sería la feliz boda que todos esperaban, y que era yo quien lo arrui

Leia este capítulo gratuitamente no aplicativo >

Capítulos relacionados

Último capítulo