Mundo ficciónIniciar sesiónSofía Morales, en la fiesta de celebración de su graduación, ebria y drogada por uno de sus compañeros quien intentó abusar de ella, se entregó a su héroe y salvador, Rafael Rincón, quien también se encontraba bajo los efectos del alcohol. Al mes exacto de esta celebración, ella comenzó a experimentar los primeros síntomas de su embarazo múltiple, lo cual fue un escándalo para toda la familia, sobretodo, porque nadie sabía quién era el padre de su hijo, ni siquiera ella misma. Estando en su sexto mes de embarazo, su padre fallece, dejándola heredera y billonaria. Como era su única hija debió asumir el cargo de CEO, lo cual no era bien visto por los otros accionistas de la Naviera, para quienes ella era una irresponsable debido a su fallido error: ser madre soltera. Por su parte, Rafael Rincón, hombre enigmático, ganadero, quien había perdido a su novia en un accidente aéreo, no dejó nunca de pensar en la bella y virginal jovencita a quien rescató y luego hizo suya en una noche de copas en una discoteca de la Ciudad. De la cual solo sabía se llamaba Sofía.
Leer másRafael: —¡Papi, tú dijiste que nunca nos separaremos! —afirmó mi hijo Rafael Ángel, sentándose en mi regazo, en la carroza y moviendo sus manitas para saludar. —¡Sí, mi amor, así será! ¡Siempre estaremos los cinco juntos! Obviamente, también tu abuelita —añadí, sonriendo, haciendo lo mismo que ellos. —¡Entonces, papi! En tu viaje de luna de miel, te acompañaremos —exclamó este, de un solo golpe, dejando de sonreír y mirándome a la cara. —¿Cómo así? —Interrogué, mirando primero a mi mujer, quien, se llevó su mano a la boca para ocultar una sonrisa y luego, lo miré a él, expresando— Cuando seas un hombre y te cases, no querrás llevarte a nadie, ¡te lo aseguro! —Sin embargo, papi, tú has dicho que no te quieres separar de nosotros y estamos dispuestos a hacer el sacrificio de ir contigo, para no dejarte solo —agregó él, dejándome asombrado de su astucia. —¡No estaré solo hijo! Tu madre vendrá conmigo —aclaré, a punto de soltar una fuerte carcajada, al igual que Sofía. —¡Yo lo cuida
Dos semana después: Sofía: —¡Mami, por favor dame algo para los nervios! Tengo un susto muy fuerte en el abdomen y no lo puedo controlar, pon tu mano sobre mi lado izquierdo y siente como tengo unos latidos ahí —exclamé, luciendo mi extraordinario, exclusivo y precioso traje de novia blanco, el cual será una sorpresa para mi amado esposo. «Él, es un hombre celoso y posesivo conmigo. No obstante, es todo un caballero, detallista, responsable y cariñoso. Le fascina estar a mi lado, apoyarme, comprarme de todo, lo cual luego, luzco ante él. Sin embargo, este vestido, será mi sorpresa». —¡Calma hija! —suplicó mi madre, sacándome de mis pensamientos— Es normal, que las novias el día de su boda sufran esta crisis, pero debes poner de tu parte —me aclaró ella, con una sonrisa y lista para acompañarme a la catedral junto con Benjamín. Ese domingo, había un sol extraordinario en la Isla, mucho más brillante que en otros días. No obstante, no se sentía tan caliente, por cuanto había mucha b
Rafael: —Cuando comience el juicio contra tu amiga, vendré por ti —anuncié con rabia y pesar, a mi madre observando su actitud. —¿Para qué? ¿Es que acaso me van a devolver lo que me robaron? —interpeló ella con ira. —¡Obvio que no! Sin embargo, deseo que escuches de sus propios labios lo que hicieron con los padres de Martín Elías, ya que a mí no me crees —aseguré. —¡Si te creo, hijo! ¡Yo confío en ti! Solo que dudo, de la filiación de esos niños contigo. Pudieron hacerles el tatuaje, para hacerte pensar que son tuyos —me replicó ella con terquedad. —¡No te voy a dar más explicaciones, mamá! Me basta con saber que son míos. Es más, cuando los conozcas, te convencerás sin ninguna otra prueba, que son mis hijos —añadí, levantándome de su lado, para retirarme. —¡No hijo, por favor, no te vayas! Quiero volver a vivir contigo, en mi casa, mi hogar, la que compró tu padre para mí —exclamó ella angustiada y con lágrimas en sus ojos. —¡No, madre, lo siento! Sabes muy bien, que papá me d
Sofía: —¡Lo sé, mi amor! Tú no eliges a cualquiera para tu círculo de amistades. ¡Eso mismo me pasa a mí! Soy muy selectivo —exclamó Rafael, besando mis labios muy suavemente. »Esto lo he analizado, al ver las pocas personas que integran tu círculo de amistades, que incluso no consideras así, sino como parte de tu familia —aclaró él— Es lo mismo, que estoy viviendo con Martín Elías, siempre ha sido más que un amigo. —¡Sí, también, me he dado cuenta, de eso! Tú estimas a Martín como a un hermano, igual a lo que siento por Shayla y Sheyli —afirmé, dando un beso de piquito. —¡Somos muy selectivos! —sentenció Rafael, sonriendo. —En eso, salí a mi padre —añadí con una sonrisa, pegando mi cuerpo al de él, reaccionando este con un fuerte abrazo, restregando su parte íntima, en mi vientre, en donde pude sentir, la dureza de su erección. —¿Me sientes? —me preguntó él, con un susurro y su voz ronca, grave, que dejaba evidenciar lo excitado que estaba. Él mordió suavemente el lóbulo de mi
El Narrador: Al continuar escuchando las declaraciones, salió a relucir que Reyner recomendó a Silvia, la joven esposa de Milko, que contratara a Josefina Rondón, como servicio doméstico. Ella, la contrató para complacer a quien creía era un buen amigo. Esta, vulgar delincuente, tenía como objetivo eliminar al magnate, para que Reyner disfrutara su fortuna. Para esto, requería la ayuda de sus dos inseparables y cómplices amigos: Popeye y Brutus. Estos eran dos delincuentes que formaban parte de la banda de Josefina, alias Chepa Rondón. Ellos fueron traídos a Ciudad La Rosa, simultáneamente con ella, para acabar con la vida de Milko. Por lo tanto, fue Reyner quien costeó todos los gastos del viaje, traslado y alojamiento de ellos en la Ciudad. Los tres, eran cómplices en todos los delitos de robo, e****a y fraude cometidos en la Isla. Además, que ella dirigía un burdel y ejercía la profesión más antigua del mundo: la prostitución. Según, las declaraciones de Brutus, Reyner era el a
En Ciudad La Rosa, el Narrador: Ese domingo, muy movido para ser fin de semana, tanto en Isla Paraíso como en Ciudad La Rosa, al ser las siete de la noche, Martín Elías, llegó al edificio donde reside Sheyli, con su hermana Shayla, para llevarla a un lugar muy especial. Cuando llegó, Sheyli estaba afuera, hermosa, elegante, de pie a un lado de la garita de vigilancia, esperando por él. Ella lo saludó muy efusivamente, además de sentir que sus piernas le temblaban. Este, se bajó, le saludó con un beso en la mejilla, la tomó de la mano y le acompañó hasta su Ferrari, abriendo la puerta para que ella subiera. —¡Hola! ¡Gracias por esta invitación! —agradeció ella, con una hermosa sonrisa, dejando ver la hilera de sus dientes blancos y perfectos. —¡Hola! ¡Estás muy hermosa! El que está agradecido que le acompañes, soy yo —confesó él, mostrando también una amplia sonrisa. —¿Adónde me llevas? Como no sabía dónde iría, me vestí así —aclaró ella. —¡Estás perfecta! Ya lo verás, es un luga
Último capítulo