Andrea colocó las compras en el maletero.
—Di lo que tengas que decir aquí mismo.
Miguel frunció el ceño al ver que ella no tenía intención de apartarse de Vicente.
Se acercó a ella: —Necesito hablar contigo a solas.
Andrea estaba algo impaciente, pero aun así se contuvo y se alejó unos pasos con Miguel.
Vicente los observaba por el espejo retrovisor, torciendo la boca.
—¿Qué pasa? Date prisa, tengo que volver para cocinar.
Preparar un caldo no era algo que se pudiera hacer en un momento.
Miguel, viendo su impaciencia, frunció aún más el ceño.
—Andrea, ¿realmente piensas cortar todos los lazos conmigo? ¿Por eso hablas conmigo con tanta impaciencia?
Andrea suspiró: —Creo que ya he tenido bastante paciencia contigo. ¿No te das cuenta de que ya estamos divorciados? El hecho de que aún pueda hablar contigo ya es bastante.
—Yo... —Miguel apretó los dientes y continuó—: He venido a preguntarte si estabas presente en ese caso del intento de suicidio que se ha vuelto viral hoy.
—Sí, ¿y eso qué