Nora hizo una pausa y continuó.
—Todos tenemos la tendencia a ver el mundo con prejuicios, dando por hecho que un estudiante aplicado y obediente siempre tendrá buenas intenciones, mientras que alguien que sale a bares y le gusta divertirse debe ser de dudosa moral. Pero la realidad no es así.
—Con frecuencia vemos en diversos casos cómo estudiantes ejemplares, siempre obedientes, desarrollan mentalidades retorcidas y cometen asesinatos, mientras que jóvenes problemáticos recogen animales callejeros y donan a zonas de desastre.
—Estos contrastes son abundantes en nuestras vidas.
—En muchas ocasiones, simplemente porque una persona lleva cierta etiqueta, automáticamente la clasificamos como buena o mala. Pero a menudo pasamos por alto un problema en nuestra vida cotidiana: este mundo nunca ha sido simplemente blanco o negro. Debemos permitir que las buenas personas cometan errores, y también que las malas se arrepientan.
—Finalmente, quiero decirles a todos que ninguna chica desea expon