Capítulo 195
Viendo su actitud, Julieta abrió el chocolate y le dio un trozo.

Al comer el dulce, una sonrisa apareció en el pequeño rostro de Juan.

— Juan debe ser obediente. Después de comer, hay que dormir tranquilamente, ¿sí? Cuando despiertes mañana por la mañana, todas estas delicias serán tuyas.

Juan se aferró a su brazo.

— Tía, tú eres quien más me quiere, y yo también te quiero.

Julieta le dio unas palmaditas en el brazo. "Ya basta de charla, duérmete de una vez", pensó.

Tenía que trabajar temprano mañana y si seguía así, acabaría con un aspecto demacrado.

Sin embargo, apenas Juan terminó el chocolate, volvió a hablar:

— Tía, después de comer por la noche hay que cepillarse los dientes.

Julieta casi deseó noquearlo de una patada.

Pero mantuvo la paciencia:

— Tranquilo, Juan, no pasa nada por no cepillarse los dientes un solo día.

A Juan tampoco le gustaba cepillarse los dientes, pero Andrea siempre lo llamaba cada noche para recordárselo. Al escuchar lo que dijo Julieta, el pequeño se alegr
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