Ximena continuó:— Esa maldita desgraciada siempre me cayó mal, pero recuerdo que sabía preparar buenas sopas. Ahora es cuando deberías tomar más sopa, es nutritiva.
Al escucharla mencionar a Andrea, el rostro de Miguel se ensombreció.
Julieta también mostró incomodidad.
Viendo que ninguno de los dos hablaba, Tadeo apagó su cigarrillo, se acercó y dijo con una sonrisa:
— Señora, ¿no sabía que Andrea y Miguel se divorciaron?
Miguel le arrojó una almohada, advirtiéndole con la mirada que no continuara.
Pero cuanto más reaccionaba así Miguel, más quería seguir Tadeo.
Le resultaba divertido ver a Miguel incapaz de mantener su fachada de fortaleza.
Ximena, sin embargo, no le dio importancia:
— ¿Y qué si se divorciaron? Ella amaba tanto a mi hijo... Ahora mi hijo finalmente entró en razón y se libró de esa carga. Pero con solo un gesto de mi hijo, ella volverá como un perro a su lado para cuidarlo y atenderlo.
Tadeo siempre supo que a Ximena no le agradaba Andrea.
Pero al verla hoy, se sorpre