De lo contrario, con su carácter, nunca se sacrificaría por un niño.
Además, gracias a su cuidadosa estrategia, la relación de Juanito con Andrea no era tan buena como con ella.
Si él decía esto, era solo una excusa.
La verdad es que Andrea siempre había ocupado un lugar en su corazón.
Julieta abrazó a Miguel nuevamente, enterrando el rostro en su pecho.
Miguel no se resistió, permitiendo que sus lágrimas humedecieran su camisa.
—Miguel, no quiero tus disculpas, solo quiero estar contigo. Ya que ustedes dos están en proceso de divorcio, ¿nunca has pensado en estar conmigo después de separarte de ella?
Miguel frunció el ceño:
—Julieta, desde que regresaste, siempre te he considerado como una hermana. Nunca he pensado en separarme de Andrea.
Sus palabras fueron como una sentencia de muerte para ella.
Julieta sintió que su corazón se contraía violentamente, apretando los dientes con resentimiento.
Había creído que, después de tanto esfuerzo, después de mantener tanto tiempo la imagen de a