Lycanes y la eterna luna de sangre
Lycanes y la eterna luna de sangre
Por: April Westein
Comienzo

Era la época de 1785, había muchos movimientos de personas hacia varios países del mundo, y los lobos no eran excepción. Había pequeñas manadas de no más de 30 personas. En ese entonces las mujeres se casaban con lobos de otras manadas para variar las razas y sobrevivir a las enfermedades extrañas que aparecían.

La manada de los Luna blanca era la más pequeña del sur del continente europeo, eran llamados así, por el color blanco de su pelo cuando salía la luna.

En su forma humana, todos tenían el caballero rubio o negro, la mayoría tenía los ojos negros, muy pocos los ojos azules y tenía tan solo 15 integrantes. Un solo lobo tuvo trece hijos con la misma mujer y su cuarto nieto dejo frío a toda la manada, al principio todos pensaron que era una alfa al sentir su olor, pero se sorprendieron con el paso de las horas.

Denis, un hombre alto, con barba blanca y ojos azules, y una mirada bastante seria. El era el alfa de la manada, no dudo en aclarar la situación.

"Es una m*****a Lycan" Dijo sin ninguna sensibilidad.

Su hijo, quien era el segundo de la línea y tenía 23 años, su cabello era negro y corto, ojos caídos de color negro, rostro redondo. Él quedó muy mal al escuchar las palabras de su padre, pero solo agachó la cabeza como signo de respeto.

"No podemos abandonarla por ahí, pero debe mantener oculta de las demás manadas o nadie querrá casarse con el resto de mis hijos. Esto no puede salir de aquí. Hasta que todos ustedes se hayan casado y desposado a su pareja.

La familia entera hizo silencio, sabían lo difícil que sería para todos si el rumor de una Lycan se extendía por las ciudades y todo quedó en esa reunión familiar, nadie hizo un comentario al respecto hasta que todos se casaran.

Así pasaron 10 años, y todos los hijos de Denis se casaron antes que se empezara a rumorar la existencia de una Lycan en la familia. No nació otra persona igual a aquella niña, así que a pesar de que muchas familias lo sabían, nadie se asustó. Se determinó que la familia de la madre de la chica era la culpable de esto, pero la pequeña, Jade sufrió mucho, vivía alejada de su familia, incluso su madre abandono a los Luna blanca y busco otra manada. El padre de la niña se volvió a casar y tuvo tres hijos más.

La manada de luna blanca se transformaban en lobos cuando caminaban en el bosque y solo se volvían humanos cuando estaban en familia. Vivían en casas de madera y de piedra, con varias habitaciones y ventanas. Habían aprendido algunas tradiciones de los humanos y trataban de imitarlas para no llamar la atención de las personas que venían a la ciudad que ellos habían construido. Las calles las hicieron de piedra para que sus futuros herederos empezaran a caminar con tranquilidad.

Jade era la única persona de la familia que siempre estaba sola en la casa, pues asustaba a sus primos y hermanos cuándo se transformaba Involuntariamente y asustaba a todos, incluso los hería con sus garras. Era considerada como el monstruo de la familia.

Al viejo Denis, no le importaba, solo trato de buscar a alguien para que se casara con ella, solo por pena trato de buscarle un pretendiente en otra manada. Alguien que le gustarán las cosas exóticas y extremas, pero nadie quería a una Lycan en su familia. Los años pasaron. Hasta que Jade cumplió los 19 años y por fin su abuelo encontró a alguien para ella. La chica tenía un cabello negro largo, ojos negros, rostro redondo y una mirada algo triste, sus labios eran delgados y ella era algo alta en comparación con las otras chicas de la familia.

Sin embargo, el chico con el que la comprometieron era vulgar y violento, su familia estaba a punto de exiliarlo, pero le dio una simple tarea que le dieran un heredero normal, y limpiara la raza manchada de los Luna blanca. Ya que tenían una deuda bastante amplia y no podían pagarla.

Aquel hombre escogido se llamaba Jack, era una persona problemática, pero no le importaba, con tal de que la chica estuviera siempre en su forma humana cuando estuviera con él, a Jade, no le agradaba aquel hombre, ella lo conocía desde hace años y fue una de las personas más desagradables que conoció. La molestaba mucho por ser una Lycan. Ella prefirió mirar otras cosas. Había un comerciante que iba todos los meses a esta ciudad. Era un hombre bastante guapo y educado, cabello rubio y ojos verdes, pero era un humano, y hablaban muy poco, pero le interesaba de cierta forma, lastimosamente nunca pudo conversar con el de manera adecuada, ya que sus primos la vigilaban para que no se escapara por órdenes de su abuelo. Que quería un nieto lobo para limpiar esa rama de la familia y que la gente dejara de dudar de su descendencia, porque a pesar de que Jade era la única que nació siendo un Lycan, a veces otras familias evitaban reuniones para compromisos.

El deseo de hablar con ese chico un día se cumplió, el comerciante fue hasta la casa a entregar una pequeña encomienda hacia Denis, eran un montón de monedas. Jade las recibió y cuando trato de entregárselas a su abuelo, le empezaron a temblar las manos un poco.

"Estás bien?" Le pregunto aquel joven.

"Sí, no es nada"

"¿Quieres salir de este lugar y que hablemos?"

Ella se avergonzó un poco al ver que aquel chico la invitaba a hablar, era la primera persona que no era de su familia, que fue algo respetuosa con ella. Jade se asustó un poco, no quería ilusionarse con algo imposible, así que trato de entrar a su casa, pero él la tomó de la mano.

"Podemos hablar aquí si tú quieres, me voy a quedar en esta ciudad unos días"

Los ojos de Jade brillaban un poco, pero uno de sus primos noto cierto movimiento entre ambos jóvenes y los interrumpió.

"Pasa algo?"

"No, no pasa nada" Dijo aquel joven.

Jade quedó encantada con la propuesta del chico y quiso volver a verlo, pero su familia la tenía muy vigilada. Para ella aquel muchacho era interesante, un viajero que había visto muchas ciudades, una persona con la que podía hablar, pero lastimosamente estaba atrapada en esta casa.

En ese momento empezó la hora del almuerzo y todos los hombres iban a comer. Ella debía esperar que su madrastra le sirviera la comida cuando su padre y sus hermanos terminaran, esa es la tradición aquí.

Solo miro celosamente cómo su padre y sus hermanos comían como una familia, mientras ella y su madrastra esperaban.

Se devolvió a la cocina para servir los dos platos que faltaban, pero la mujer le hablo.

"Me dijeron que hablaste con el comerciante y te demoraste mucho. Ya te lo he dicho, tu abuelo no te dejará irte, ya tienes un pretendiente y debes aceptar esto y traer un lobo al mundo, tu familia vive con el peso de tener a alguien como tú aquí, tus primos hermanos les huyen las mujeres, por favor entiende es por el bien de todos"

"La persona con la que me comprometieron es un patán, me daría asco estar con alguien así"

La mujer estaba algo deprimida por la situación, sus hijos podrían quedarse solteros si la relación de Jade no funcionaba. Se estresaba tanto que a veces se tomaba la cabeza por estrés. Decidido comer en la pequeña cocina mientras las horas pasaban y veía a su hijastra. No quería hablar más del tema con la chica, solo seguir sus actividades del día.

[...]

En las horas de la noche Jade vio algo bastante llamativo, un medallón se iluminaba en la noche, era algo de su habitación, no entendía como había llegado allí. Salió de casa y camino por la empinada montaña. Cuando intento recogerla vio a aquel chico con el que hablo hace unas horas.

Sintió que alguien le tapo la boca. Ella trató de quitarse ese trapo con la mano; sin embargo, no pudo, el líquido era muy fuerte y su forma humana era débil para este tipo de cosas.

Quedo medio dormida, era consciente de lo que pasaba a su alrededor, pero no sé podía mover, vio a ese chico guapo la llevo cargada hasta su carreta, se sintió decepcionada, tenía tantas ganas de hablar con aquel chico, pero se decepcionó al ver qué tipo de persona era no podía transformarse en Lycan, ya que la droga la tenía demasiado mal. La llevaron hasta una carreta y la taparon con un montón de comida encima.

Entre todas las cosas, Jade pudo ver una carta hecha con la letra de su abuelo. Supuso que la bolsa que recibió hace poco era el pago por esto. Concluyo que había sido vendida por su propia familia, y simuladamente planearon todo en un día.

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