Capítulo 18 parte II.
Cassian:
Hablar de mamá es como una puñalada que no sana, duele, está ahí, pero jamás sana. Mamá era valiosa para ambos, dió lo mejor de ella para que ese hombre fuera feliz, creíamos que el la amaba de la misma forma que ella a él, pero no era así, jamás vimos el sufrimiento de mamá, su dolor y decepción estaba ahí en nuestra cara y jamás lo vimos, estaba deprimida pero aún así lo sabía ocultar, sonreía, reía, cocinaba y a veces cantaba pero nunca nos dimos cuenta del dolor que sentía por dentro.
Este abrazo que nos dió Luna, fue sincero, reconfortante, algo que necesitábamos desde hace mucho tiempo. Algo que jamás tuvimos cuando perdimos a mamá.
—Lamento tanto que hayan tenido que pasar por algo así —tomó nuestras manos—, no tengo palabras para decirlo, de verdad.
—No te preocupes por eso Luna —acaricié su mano—, ahora ya sabes el motivo por el que conocemos a Amanda.
—Pero hay algo que no me cuadra —frunció el ceño— ¿Que hacía en su departamento? ¿Qué buscaba?
—A Cassian —dijo Ced