Aldea central de la tribu occidental
Dannan —Oh, por la diosa ¿Qué has hecho niña? Grita mi nana, poniendo sus manos en su boca y abriendo sus ojos, mientras sus mejillas se ponen rojas de la cólera. —Tranquila Doris, papá ha dado su autorización— tomo sus manos palmándolas para brindarle tranquilidad. —¿Pero…pero tú cabello es negro? Volteo y me veo en el espejo con satisfacción, la madre Omega es muy buena en esto, con este tinte pondré a prueba a la tribu de la cual estoy destinada a ser Alfa. La tribu oriental de Pangea. —Si Doris, pero no te preocupes es por un tiempo, mientras evaluó el terreno. Ella suelta un suspiro —Si tú lo dices niña. Bueno termina de vestirte ya la comitiva viene hacia el castillo. Sonrió asintiendo. Soy Dannan D’Alyari, la quinta heredera de sucesión Alfa en Pangea, o ese es el destino que me fue asignado por la diosa luna. Aliso mi vestido azul celeste de cuello alto y mangas largas en lino y algodon con intrincados dorados y falda larga. Doy una última vista en mi espejo, antes de salir de mi habitación donde me esperan mis damas y mis guardas principales. —Buen día — saludo y todos me miran sorprendidos, aún así no pronuncian palabras. —Buen día princesa Dannan— dicen acompañado con el ademán habitual. —¿Nadie va ha decir nada de mi nuevo look? Qué ingratos. Bufo pero nadie dice nada, así que me giro mientras ellos me siguen con obediencia. Odio estos protocolos, pero hoy conoceré a mi pareja destinada, es mi cumpleaños número veinte. […] Todo inicio hace ciento quince ciclos lunares, cuando la gran guerra de Pangea finalizó. La tierra de nuestro mundo está dividida en cuatro grandes secciones. Las tierras del norte dónde está ubicado el gran monte Oelo, nuestro dios tierra, una cadena montañosa con su pico más alto a más de mil metros de altura y de dónde se desprende nuestro dios Kal, un gran rio de tres brazos que divide nuestras tierras. Luego está las tierras de oriente, tierras fértiles para la ganadería y cría de animales, nutridas por el brazo izquierdo del rio Kal. Después las tierras de occidente bañadas por el brazo derecho del rio Kal, ricas en minerales y siembra. Y por último las tierras del sur donde termina el brazo principal y central del rio un lugar prohibido y peligroso para nuestras tribus, a causa del castigo de nuestros dioses por la guerra. Y allí nace mi destino o lo que me he dicho siempre, mi maldición. […] —Dannan, mi princesa— me saluda mi padre en el pasillo que lleva al gran salón principal de nuestro hogar, el castillo Alfa de la tribu occidental. —Padre buen día— lo saludo con un abrazo. —Buen día Alfa Kanay— saluda todo mi séquito. —Te ves muy bella, nunca imaginé que lo hicieras, pensé que era una de tus bromas. Sonrió negando, mientras tomo su brazo y doy un beso en su mejilla. Luego caminamos al interior del salón principal, donde nos esperan los líderes de nuestros cinco clanes y nuestros Betas. BUEN DIA ALFA KANAY BUEN DIA PRINCESA DANNAN. Protocolo pienso mientras saludamos y tomamos asiento en nuestros lugares. Y en ese momento suenan las campanas anunciando que la comitiva de la tribu de oriente a llegado. Las grandes puertas de nuestro hogar se abren despampanantes para darle la bienvenida a nuestros invitados, mientras mi padre se coloca de pie y yo lo sigo. Y a la cabecera de una gran fila de hombres lobo, musculosos, de pieles claras bronceadas y ojos de múltiples colores. Está el rubio, piel acanelada hombros anchos y ojos amarillos rayados por el dios Nibul, nuestra estrella principal. Mi pareja destinada, el lobo que será mi compañero y con el cual daré orgullo a mi tribu dando al siguiente Alfa. La comitiva se detiene a la mitad del gran pasillo y se arrodillan de manera majestuosa, y solo el avanza hasta nosotros y haciendo el mismo procedimiento, solo que clavando su mirada en la de mi padre, se presenta. —Alfa Kanay, es un gusto conocerlo, mi nombre es Dexter Racknaik— luego clava su mirada en mi — La pareja destinada de la princesa. ¿Por qué suena molesto? Me preguntó, mientras sus ojos cambian a unos de color negro azulado, son los de su lobo. Su lobo me está analizando, y no lo puedo evitar mi corazón se acelera de manera desenfrenada. Esto no va a ser fácil. Suspiro internamente. Dexter Han sido cuatro días de viaje solo para llegar hasta la aldea más profunda de las tierras occidentales. Estoy agotado y Raksha mi lobo está desesperado por salir. Cómo acampamos a las entradas de la aldea salgo de mi tienda y lo dejo tomar el control, mi lobo es de pelaje ocre con tonos rojizos y anaranjados es un Omega de quinta generación, pero como todos nos dicen fuimos bendecidos por la diosa luna para ser la pareja de nuestra próxima Alfa. Patrañas!. Me digo no era mi deseo ser algo que no soy la mascota de la princesa de la otra tribu, bendición claro para mí es una maldición. […] Antes de que la gran guerra iniciara la tribu oriental mantenía una alianza comercial y pacifica con la tribu occidental, los miembros de los clanes podían recorrer la gran Pangea con libertad. Pero después de ella fuimos castigados y ahora solo podemos pasar ciertos miembros a cada una de las tribus en comitivas de intercambio. Y mañana en mi cumpleaños número veinte intercambiamos a nuestra futura Alfa, por ganado y crías de caballo. Qué ilógico. Pero así funciona desde hace ciento quince ciclos lunares. Qué como inicio la guerra muchos nos preguntamos, pero no hay nada, nuestros dioses al finalizar la misma a los pocos miembros de las tribus que en especial eran niños, hembras embarazadas y ancianos borraron sus recuerdos de esos trágicos tres años, que casi nos llevan a la extinción. Después de que los últimos Alfas de cada tribu cayeran y los recuerdos fueron borrados, las tribus intentaron volver a vivir con normalidad. Pero pronto fueron descubriendo que habíamos sido castigados ya no podíamos recorrer Pangea con libertad, cada vez que un miembro lo intentaba su lobo sufría dolores indescifrables y tomaba el control regresando atrás a su aldea. Así duramos cuatro ciclos lunares sin poder descifrar que nos sucedía, hasta que el milagro, la bendición o como lo quieran llamar apareció. […] M****a* me quedé dormido! Me quejo al ver que estoy desnudo a orillas del río Kal en su brazo que cruza las tierras occidentales. ¿Porque estoy aquí, como llegue a este lugar? Pero mis preguntas no tienen respuesta y son interrumpidas por la hermosa loba blanca que surge de las aguas al otro lado del rio. Ella mueve su cuerpo sacando a volar el agua que carga en su pelaje blanco plateado y dando un aullido a la diosa se sumerge en el bosque hacia la aldea. Quise transformarme ir tras ella, pero Raksha no me lo permite. —¿Que te pasa? Era ella ¿Porque?— le gruño. —¿Te vas a presentar con ella así?— inquieta el burlándose de mi desnudes. Frunzo mi ceja y bufó, mientras corro hacia mi tienda de acampada. De igual manera la veré hoy, no hay que apresurarse. Me digo tranquilizándome.