~Brazo central del río Kal, orilla de las tierras de occidente~
↞Ostara↠
Cuando llegamos a las orillas del río, un camino de grandes piedras apareció frente a nosotras, como si surgiera de la nada. Era una maravilla surrealista, un puente imposible que nos llamaba.
—¡Vamos, Ostara, crucemos! —indicó Viane con la emoción contenida, su voz temblaba levemente.
Asentí con la cabeza, mi garganta se había secado. Desmontamos de un salto y guié al caballo sobre el camino de piedras. Mis manos sudaban y mi corazón martilleaba tan fuerte que creí que Viane podría escucharlo. Sin saber por qué, mi mirada se desviaba hacia atrás, como si esperara ver una sombra persiguiéndonos.
Cuando por fin pusimos un pie en las tierras occidentales, el camino de piedras desapareció de nuevo en el agua, tragado por la corriente como si nunca hubiera existido. Ya no había vuelta atrás. La luna había terminado su ascenso, colgada en lo más alto del cielo sobre el monte Oelo.
De repente, una jaqueca no