Helena le contó todo a Russell.
Él permaneció callado, solo la escuchó de forma atenta y esperó a que se calmara con paciencia.
―¿Qué debemos hacer? ―preguntó Helena, visiblemente afectada.
Russell no respondió de inmediato, la sentó en una silla y le dio un vaso con agua. Él se sentó a la orilla de la mesa y cruzó los brazos frente a su amplio pecho.
―Nada. ―Helena le miró sin comprender, así que él explicó―. Está claro que te están apuntando. No dudo que pueda ser una trampa. Aunque también puede ser una asociación. ¿Puedes reconocer a esa persona?
―No ―dijo Helena apenada, al estar asustada, no vio los rasgos de la persona.
―No importa, me encargaré de investigar, finge que nada ha pasado.
Helena se volvió distraída luego de ese encuentro. Russell la llevó de regreso al apartamento para que descansara.
Y así lo hizo, pero sin paz.
***
Luego de aquella cita, Helena estuvo más atenta que nunca a los eventos dentro de la manada. Ulises y Emma la mantuvieron bien informada.
Se enteró