Pov Amaya.
Sus manos fueron a tocarme de nuevo mientras asentía con la cabeza.
Las volví a apartar de un manotazo y comencé a retorcer el top.
Me acerqué más a él, mis senos desnudos antes su mirada.
Tragué con fuerza al ver su boca yendo a uno de mis pezones, pero rápido enrollé la tela en su cuello.
Él comenzó a aferrarse a ella, intento zafarla.
Levantó mi cuerpo y lo estrelló contra el mueble donde cayeron cosas haciendo estruendo en la habitación.
Seguí apretando con toda la fuerza que tenía; su cuello, mientras mis piernas se aferraban a su cintura.
—Si creías que ibas a poner tus sucias manos en mí, estabas loco, nadie más que mi compañero, puede tocarme.
Volví a ser estrellada contra otro mueble antes de lanzarme contra el piso.
Mi cuerpo se estrelló con fuerza mientras el peso de él sumaba más a mi golpe.
Solté el agarre cuando todo el aire escapó de mis pulmones y un gran dolor recorrió mi columna.
Él se alejó de mí tosiendo y buscando aire.
Si lo dejo escapar e